Aquel extraño objeto. Joel Delgado Moreno . Gran Canaria

AQUEL EXTRAÑO OBJETO.

Autor: Joel Delgado Moreno.

2º ESO

IES Guía. Gran Canaria

Joel salió como de costumbre a pasear con sus perros, Huma y Golfo, al barranco que está cerca de su casa. Ese mismo por el que un día debieron pasar los antiguos habitantes de Gran Canaria, ese por donde la princesa Arminda quizás también paseo al lado de sus perros.

Sin embargo, esa no sería una tarde cualquiera. Mientras Golfo se dedicaba a mordisquear las hierbas que encontraba a su paso, Huma corría detrás de cualquier insecto que volase cerca. Joel se entretenía de vez en cuando rebuscando entre las piedras. Siempre que iba a pasear al barranco, esperaba descubrir algún resto arqueológico que le acercase al pasado de su pueblo.

Pero no fue él el que tuvo la suerte de encontrar un tesoro. Golfo salió de entre la hierba con algo en el hocico y se dirigía a Joel moviendo el rabo en señal de alegría. Cuando Joel lo tuvo en sus manos quedó verdaderamente extrañado, parecía un mando a distancia de cualquier aparato eléctrico. Pero sólo disponía de tres teclas parecidas a las de play, atrás y adelante y por la parte de detrás, unas inscripciones escritas en algún extraño idioma que no sabía descifrar.

Llevado por la curiosidad, Joel quiso descubrir para que servía y cuando se dispuso a darle al "play", notó como Huma y Golfo se ponían nerviosos. Aún así, no hizo caso de ello y apretó la tecla. Como parecía que no pasaba nada, apretó la de retroceso y… cuando quiso darse cuenta, se encontraba en el mismo lugar pero rodeado de niños vestidos con pieles de cabra que jugaban con unos presas canarios. A lo lejos descubrió el humo de un pequeño fuego que salía de en medio de un poblado de casas hechas de piedra. No tardó mucho en descubrir lo que había pasado: ¡había viajado al pasado!. Se encontraba en la Agáldar de Arminda, quien desde lejos se acercaba con la mano tendida ofreciéndole un collar de caracolas. Ese tesoro que tanto deseaba descubrir en sus paseos por el barranco.

En su ofrecimiento, Arminda también reclamó algo: el "mando a distancia". Joel sabía que entregárselo sería deshacerse de una puerta al pasado, pero también al futuro. Sin embargo, amaba la arqueología y respetaba mucho el pasado de su pueblo. Enseñar su descubrimiento quizás sería más malo que bueno. Así que, con una sonrisa hizo el intercambio con Arminda y con una reverencia a la joven princesa, se despidió de ella mientras Arminda pulsaba el botón de "adelante"

Joel tenía el tesoro que siempre había querido descubrir, había estado con la princesa a la que quería conocer y mantendría siempre viva en su memoria. Aquel extraño objeto que Golfo descubrió entre la hierba le llevó al lugar que siempre había soñando.

FIN

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