Al cruzar el puente .Coral Mendoza Bolaños


Al cruzar el Puente


Al cruzar el puente comencé a notar una presencia tras de mi, como si alguien me siguiera. Pero no le dí importancia y seguí mi camino. Al pasar unos minutos seguía notándola y me estremecí al notar su respiración cada vez más cerca ,sobresaltada me dí la vuelta. Allí no había absolutamente nadie. Seguí caminando, sin sentirme siquiera un poco más tranquila, hacia mi casa. Comencé de nuevo a sentir esa respiración ,cada vez más cerca, pero algo más lejos que antes, cuando me giré. En lugar de darme la vuelta eché a correr lo más rápido que pude, sin asfixiarme. Escuché unos pasos que me seguían, los mismos que antes, pero no era lo suficientemente valiente para girarme a ver qué o quien era.

Seguí corriendo con miedo, todo esto no me daba buenas vibraciones ,tenía un mal presentimiento.

Cuando por fin podía ver mi casa , tan solo estaba a unos cuantos segundos de ella, algo me paralizó, no podía moverme, caí al suelo, y todo, de repente, se volvió negro.


Cuando desperté no sentía mis músculos, estaban como paralizados, no respondían. Abrí los ojos, y esto me resultó doloroso y difícil. No reconocí el lugar ¿dónde estaba?

Giré la cabeza ,con mucho esfuerzo, y encontré allí , en una pequeña mesita, mi bolso, el que había llevado toda la tarde, y parte de la noche.

Tras unos minutos, creo, no llevo la cuenta, la luz de la habitación en la que me encontraba se encendió. Un chico ,alto, de rasgos definidos, entró con un vaso, creo que de agua, en la mano.

A pesar de su belleza se notaba en la cara su preocupación aunque yo no sabia el por qué .

Se acercó a mi, cogió un paño que yo, no me había dado cuenta hasta ese momento, tenía en la cabeza, y se lo llevó.

Salió de la habitación oí el agua salir de algún grifo, en apenas segundos cesó y ese chico volvió con el paño , ahora casi empapado, me lo colocó en la frente.

Me tendió el vaso de agua.

-Bebe-Me dijo. Era la primera vez que lo escuchaba , su voz dulce y aterciopelada, sonaba a la vez dura, preocupada.

Aun así dudé unos instantes.

-Solo es agua, lo prometo-Su voz sonaba igual que antes, preocupada.

No muy convencida cogí el agua , con gran esfuerzo, y la bebí.

Cuando el agua llego a mi estómago ya me sentía mejor, mucho mejor, ya me podía mover casi sin ninguna dificultad.

-Gracias-dije intentando esbozar una sonrisa-ya me encuentro mucho mejor, ni si quiera sé lo que me pasaba.

-No es nada, solo te he dado las medicinas que me ha dicho el médico-rió, algo más relajado.

Le miré extrañada.

-Te vi en una acera, te desmayaste cuando estaba llegando a ver si te pasaba algo, te veía pálida. Así que te traje aquí, y llamé al médico . No es nada de lo que preocuparse-sonrió.

-Oh, gracias...-intenté recordar su nombre, en vano, no me lo había dicho-no sé tu nombre.

-Oh, soy Mark -Sonrió de nuevo.

-Encantada Mak, yo soy ...

-Nerea-me interrumpió, sonrió .Y no me desagradó la idea de que él supiera mi nombre sin yo habérselo dicho.

-Exacto, Nerea,-esbocé una sonrisa con los mofletes levemente sonrojados-creo que debería irme, Mark.

-Te acompaño.

-Claro, gracias-no me voy a negar me gustaba que me acompañara-Este.. oye ¿Tú no vistes si había alguien detrás mía, como siguiéndome?

Se sonrojó.

-Este... veras...

-¿Eras tú?

-Sí, pero espera, te explico. Te vi al cruzar el puente, te había visto por la tarde en el parque, con una amiga, y.., quería conocerte.

-Ah-reí-Que gracia. Es que cuando me giré no había nadie.

Volvió a sonrojarse, y se peino el pelo con la mano.

-No se me da mal esconderme-Dijo, con una risa ligeramente nerviosa.


Este, aunque no lo creáis, fue uno de los días más felices de mi vida.

Probablemente ya lo habéis adivinado, me enamoré de él , en poco tiempo. Pero estuvimos juntos muchos, muchos días , algunos años.

Todo era perfecto, hasta que mi madre decidió que nos mudaríamos, lejos ¿por qué? Había conseguido otra trabajo mucho mejor.

Pero yo no podía dejar a Mark, no podía estar sin él un fin de semana, que tan solo son dos días, cómo hacerlo para estar lejos de él medio año , que erá lo que me quedaba para cumplir los dieciocho. No podía irme sin Mark.

Unos días antes del día previsto para mi mudanza, hablé con Mark , le dije que no podía estar sin él, que cometiera una única locura por mi, que nos fuéramos, nos escapáramos, sin avisarle a nadie, sin nadie, solo el y yo. Él, sin pensarlo siquiera aceptó. Él se encargaría de todo, al día siguiente nos iríamos, juntos.

Cuando me volví a encontrar con él era antes del amanecer, en el puente. Cogimos el autobús que nos llevaría al aeropuerto , el aeropuerto en el que cogeríamos el avión que nos llevaría a algún lugar donde estuviéramos solos él y yo , sin más problemas.

Ya en el avión le conté que había dejado una carta a mi madre para que no me buscará , diciéndole que me estaba yendo con él, que no se preocupara por mí, que estaría bien. Mark había echo lo mismo.

Al despegar el avión Mark se acurrucó contra mí y me dijo que le tenia pánico a los aviones, yo solo le besé y le dije que cerrara los ojos, que durmiera tranquilo, que yo haría lo mismo.

Claro, que yo no sabía que jamás volveríamos a despertar.

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