CUENTO DE LA ABUELA. Sara Rivero García

Cuenta una leyenda, que en una misteriosa ciudad llamada Arucas habitaban muchos seres mágicos. Uno de esos seres era un duende que vivía dentro de un árbol en el parque principal de esta ciudad, este personaje misterioso se encargaba de cuidar y proteger las plantas y los animales que habitaban en el parque. El duende se hacía llamar Evaristo y sólo podía salir de su árbol cuando nadie lo veía, ya que una malvada bruja lo había condenado a mantenerse en su escondite y no dejarse ver por las personas que pudieran pasear por el parque. Evaristo se pasaba horas y horas observando desde su árbol a las diferentes personas que iban por allí, pero sin poder acercarse a saludar ni a hablar con nadie.

Un caluroso día de verano, Evaristo decidió salir de su escondite para coger un poco de aire. Al salir, una niña que jugaba al escondite por el parque lo vio y se acercó a él para hacerse su amiga pero el duendecillo salió corriendo, ya que si la bruja lo descubría, atentaría contra las plantas y los animales del parque a los que Evaristo tanto protegía. La niña, curiosa, corrió detrás del duende hasta meterse en su propia casa para poder hablar con él.

- Duende, duende – gritaba sin parar - ¡Ven aquí! ¿Por qué te escondes? Yo soy una bruja buena…
- ¿Una bruja? – la interrumpió Evaristo - ¿Eres una bruja?
- Sí, pero soy una bruja buena, combato contra las malas brujas. ¿Por qué te escondes de mí?
- Porque no puedo acercarme a nadie que pase por este bosque, una malvada bruja lanzó un hechizo contra mí hace muchos muchos años.
- Pues… ¡Hoy es tu día de suerte! – gritó la pequeña – Voy a quitarte ese hechizo tan feo y te voy a liberar para siempre de tu escondite.
- ¿De verdad? – dijo Evaristo exhausto - ¿Puedes hacer eso por mí?
- Pues claro, ¡Atento!, catapunchinpún tralaralarito que se le vaya el hechizo a este duendecito.

Desde ese día, la pequeña bruja y Evaristo se hicieron grandes amigos y dedicaron sus tardes a enseñar el precioso parque de Arucas a todas las personas que visitaban la misteriosa ciudad.

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