El entierro de la sardina. Fran Aleman Alonso. Gran Canaria

Había un chico llamado David al que no le gustaba el entierro de la sardina porque para él era absurdo. Hacía que no iba desde hace ya 6 años, cuando tocaba el día todos sus amigos/as iban al entierro de la sardina mientras él se quedaba solo en su casa. Él veía la carroza pasar delante de su casa todos los años y cuanto mas la veía mas coraje le deba ese día, hasta que uno de sus amigos viendo que david estaba solo, lo obligó a que le acompañara a ver si se animaba un poco ya que era el último día de carnaval. Su amigo lo llevó detrás de la carroza durante todo el recorrido hasta llevarlo al punto donde se le prende fuego. David parecía divertirse pero lo único que hacía era disimular, la fiesta seguía sin gustarle.

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