-Descubrir que nada es demasiado importante.
Aquella mañana me desperté con un ruido muy fuerte.Era como una mezcla entre una estampida de elefantes y el rugido de un tigre cazando.Salí de mi choza y ví dos grandes vehículos todo terrenos con mucha gente con cámaras,disparando flashes hacia los niños de la aldea.Todos estaban asustados.Así que me acerque al que parecía el jefe del grupo y le dije que no podían interrumpir la vida de la aldea de esa manera.Una de las turisttas nos pidió disculpas y empezó a repartir caramelos entre los niños que empezaron a sonreir y a soltar grandes carcajadas.Otros a cantar bonitos canticos en su lengua.La turista me dijo:-¿cómo con algo tan con tan poco valor como un caramelo,se le puede cambiar un llanto por una cara de felicidad a estos niños?Y yo le respondí:Hace mucho tiempo que vivo con ellos que he descubierto que la felicidad es descubir que nada es demasiado importante.
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