La misión. Eva Pérez Luján. Gran Canaria.

Todo ocurrió un soleado día de primavera, en el Reino del Mar. Koral, la princesa, meditaba en una playa aislada de su palacio, para que ningún curioso pudiera verla.

Desde la orilla nadie se podía imaginar el poder que tenía el agua, ni siquiera ella. Al atardecer, como todos los días, nadaba en busca de un tesoro. Al morir su padre no solo había heredado su reino, sino la misión que él nunca terminó. Koral tenía que encontrar algo, pero no sabía el qué. Debía ser muy valioso, pues estaba bastante escondido. La única pista que su padre le dio, es que estaba en la fosa más profunda del reino, al norte de la isla Nevada.

Justo se reflejaba la luna cuando por fin llegó a esa fosa después de meses de entrenamiento aguantando la respiración, aunque de lo que no se había dado cuenta es que el mar le concedió hace ya tiempo la virtud de respirar. Allí, bajo aquella piedra lo encontró.

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